domingo, 15 de septiembre de 2013

Día Uno: La Espera

"¿Quieres recordar conmigo?, oh, sé que es difícil: pero vayamos hacia nosotros. En lugar de superarnos. No tengas miedo ahora, estás a salvo porque al menos ya sucedió, a menos que veas peligro en saber lo que sucedió." Clarice Lispector - La pasión según G.H [Págs 126 y 127]


 Salir de la duda metódica. Exocéntrico. La meta de cualquier construcción.
 Urbano. Miro a la gente que me rodea con ojos de cielo, expectantes.
 En los vagones del subte, sin saber muy bien porqué, me quedo parado oliendo a ignorancia, no propia sino ajena, no puedo tirarla.
 Existe un instante en toda esta cadena de momentos en el que me ofrezco, abro los brazos como dos ríos, manantial de brujos.
 Y la lengua, adentro, serpentea mas la confino.
 Vengo a mostrar mi cuerpo. La figura de una época: antes de alejarse ante mí tensó un hilo con su saliva y aquí brilla. Y yo tras su despedida me arrugué como un pergamino, este color ocre de papel mohoso, silenciado por el tiempo representa mi pobre pobreza rica en podredumbre.
 Me como a mí. Infectándome por que la sociedad no me nutre.
 En sus ojos, transeúntes, hay códigos de blancos órdenes, de corregidas maneras, de pulcro pulmón.
 Yo soy el objeto gritante ¿no me oyen vociferar? Espejo de papel, voz escrita, toma mi mensaje:
 No hay mayor amor que el de quién espera. El fuego de la pasión mutua caldea pero el de la ardiente paciencia carcome

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