sábado, 7 de diciembre de 2013

MONÓLOGOS DE UNA PIJA POSMODERNA I

"Soy un espejo volador
una gramática oligoide
con aceite y vinagre
mixta…"
Alejandro Urdapilleta - Soy un espejo volador -

La filosofía, la paja de la historia. 
Antes de empezar con lo que nos compete debemos entender que somos el largo y consistente lechazo de occidente, muy blanco, espeso y pesado como yogurt. 
Todo comienza con una paja de los presocráticos. Voyeuristas de la naturaleza. 
Un guascaszo como génesis. 
Un gang-bang en Mileto, culos hambrientos de mentes abiertas. El ojete amado tirando besitos, alzado como perrito de departamento, nada puede surgir de la nada. Cabalgando ese gran pedazo de chota helénica, todo fluye. Cuatro elementos, y encontrar un sucio deseo para cada uno de ellos. Socializar el sexo, hermanos de leche. Algo de todo en todo.
Demócrito, la teoría atómica, el destino y el Oráculo de Delfos. Todo un resto órfico, todo un orgasmo transmitido.
Son los huevos pesados de Sócrates, el hombre en el centro. No hay mejor lenguaje que el de dos cuerpos cogiendo, el arte de conversar.
Un conocimiento correcto conduce a acciones correctas, así aprendimos a mirarnos las pijas, la medida del mundo.
La academia de Platón era una concha abierta y peluda,. Lo verdadero, lo bello y lo eterno.
 No hay mayor filosofía que la mirada de una madre. ¡Mamá, lo que te debo! De mí has hecho. Tuyos son todos mis aciertos, mis errores son completamente míos.
El conocimiento seguro, el mundo de las ideas, la pija con la que sueño drogado, las bases del alma inmortal.
El mito de la caverna, el camino que conduce a ella, el despertar en su salida. Es dolorosa la pija conocida, pero más se sufre aquella que nunca llega.
El tiempo que discurre rápido como lechazo de pendejo. El estarigita sí que la agita. No hay ideas innatas. Y las formas son las cualidades de las cosas. Creando así un orden de la naturaleza, quiero hacerte descubrir el mundo con mi lengua en tu ojete en una veraniega maleza.
Lógica, ética y política. No quiero dejar nada afuera, una comunidad de pibes crudos en tu espalda, es mi pija tu maestra jardinera.
Ser pasivo, culo hambriento testimonia mi estoicismo.
De la Edad media nada digo, porque estaban buscando nuevas formas de coger. Lo que realmente me importa es el ser moderno, y lo que dura dura la duda; porque matracudo Descartes y su embudo, motivo de la representación. Quiero ver sus conchas aplaudiendo porque sin eso no seríamos lo que somos hoy.
Kant, capítulo aparte, hizo un edificio de la razón. Puro y sintético. Y siempre pienso muy bien cada beso que doy.
Sin Hegel, no podría estar sodomizándote hoy. Creo ser amo de mi conciencia para darme cuenta que esclavo de mis deseos,soy.
Tengo una pija marxista, roja y proletaria para vos. Grande el aporte que el barbudo hizo para ver lo que nadie vio.
Se mueren los dioses y los ídolos; sin música nada tiene sentido. Enlechame como triunfo un libro de Friederich porque ¡ay, mi bien! amarte es mi mito del eterno retorno, una rotonda del no placer. 
Coger es divertido amar es lo que aburre porque lo primero salva  y lo segundo hunde.
Freud cambió para siempre el garche. Todo es sexo y el sexo todo es ¡Gloria a la pulsión! ¡Todos ustedes, fijados orales! Es mi ano mi discurso ¡Viva Perón!
Ya hay un mundo interpretado, ¡qué giro al lenguaje Heidegger permitió! No hay mayor riesgo que vivir una vida propia, quiero ahogarme con vos.
Benjamin mi culo late por vos. 
Sartre nos dio la palabra, y en el humanismo de tu calzoncillo quiero estar yo.
¡Aplausos para mi pija panóptica! No podés escapar de ningún control. La marca de tu cuerpo castigado quiero, es punitivo mi amor.
Y este es el ahora, a esto hemos llegado. Los llevé a dar un paseo en pija por la historia para cómodamente poder empezar a hablar del hoy.

(Continuará...)

MONÓLOGOS DE UNA PIJA POSMODERNA - OBERTURA -

"Mi casa es rara.
Soy un ser raro.
Despierto,
por la mañana,
rezo plegarias,
me visto de persona normal,
al rato el sol
me resulta hartante.
Me disfrazo
de malhumorado,
bajo las cortinas,
las persianas,
todo cerrado. "
Alejandro Urdapilleta - La piedad -

No se pierdan este detalle: el cigarrillo desfallece. Se extingue su sol. El humo se difumina y por eso hablo. La vida nos muerde por todos lados. La vida es una bestia. Transitamos por ella sonriendo porque creemos que poseemos cosas y no vemos que son las cosas las que lo poseen a uno. Años y años de civilización para terminar arrojados en este época, que es nuestro producto, ésta Era donde ya no somos lo que decimos sino lo que tenemos. ¿ Y yo? Yo soy el despojo en este tiempo de posesiones.
¡Ay, ay, ay con estos días prolijos! Para todo existe un formulario, y si no lo hay se inventa. No imaginen una hoja de papel. No. Es tácito. Es una pauta cultural. Y como tal es pura latencia pero silenciosamente abarcativa. Ya no nos miramos, ya no conocemos gente. Lo que hacemos es sembrar ideales, instrucciones para ser almacenadas en un disco rígido interno, viene la persona y debe encajar en nuestros preceptos. Ya no hay sorpresa. Ya no hay conocimiento. Todo es mercancía. 
New Age. Me conservo a mí. Los vínculos son la sobra de la individualidad, su dádiva, su ofrenda, el premio consuelo.
¿Y qué tenemos en medio de todo este panorama? Una pija. ¿Cómo ama una pija en la posmodernidad?
Acá tengo una pija, espada de jedi, hija de los ochenta, con todo fulgor.
La pija también tiene ideología.
Mi pija está perdida, desauciada. Mi pija no comprende, atormentada. Mi pija lo piensa todo, revolucionaria. Hoy tengo la pija verborrágica, titánica.
La pija borracha consigue alto niveles de pensamiento. Así gomosa como la ven, entredormida en esos estertores etílicos de confuso bochorno, viene, ella, a traerles una verdad.
¡Abran paso a esta pija libertadora! Cogedora de cualquier estatuto, liberadora de caminos. He aquí una pija hija de la Ilustración.
El conocimiento es una toma de conciencia. No les prometo la comodidad. De hecho, está prohibida. Sólo se crece a base de molestias.
Es que trabajar con la verdad tiene estas cosas. Todo es sudor y queja.
Sean - entonces -  bienvenidos, ustedes y sus sospechas, porque las tienen ¡oh oh oh sí que las tienen! Si no no estarían acá lamiendo mi voz a respetuosa distancia. No están, ustedes, del todo dormidos. Su comunión no ha sido totalitaria.  
Es que acá estoy en pija para decirles que la Metrópolis ha fallado. Ella, sucursal puta de esta época, no ha prestado atención. Y acá estamos, todos juntos, los que hemos escapado. 
Bienvenidos.
Preparado. Siempre listo.
Tengo la voz en pija para acariciar sus interiores. 
Esta noche vamos a ir tejiendo los hilos entre mis palabras y su atención. Vamos a realizar algo realmente revolucionario: pensar ¿A qué ya no se acuerdan mucho que era eso? Porque frente al primer deber de todo ser humano en esta época, que es comprar, yo les propongo otra opción.
Vamos a crear un Todo para desarmar el otro Todo. 
Nada es lo que aparenta, ni para bien ni para mal.
Desde esta pija, argentina y soberana, he aquí para todos ustedes mi más hondo discurrir. Respiren profundo y ármense de valor. Ha de venir el devenir.

(Continuará... )


Día dieciseis: Desvelado de razón

"¿Qué es la significancia?
Es el sentido en cuanto es
producido sensualmente. "
Roland Barthes - El placer del texto -

Hay una vida que me vive a mí, vida. Y tengo un miedo helado de vivirla como si fuera otra cosa. Pero no puedo seguir toda la vida, vida de mi vida, disecando la realidad como si fuera un insecto, ¿ o sí? En los aleteos del colibrí demoníaco de la razón reflexivamente me vuelvo punitivo. Es en el alarido de las mariposas donde se actualiza la potencia. Acto. Sinuoso camino el de quien comprende. La persona que entiende es aquella que nunca más vuelve a dormir.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Día quince: Soliloquio

" Y porque yo misma estaba entonces
segura de que terminaría muriendo de
inanición bajo la piedra derribada que
me atrapaba los miembros."
Clarice Lispector - La pasión según G.H


, estando tan ocupado. Me ensalivé la cara y pensé, sin remordimientos, en la necesidad, imperiosa, de hacerme estallar los dientes con un relevo de datos; arañarme la espalda, marca de ménade, para testimoniar mi transformación; es que se aprende más de lo que nos lastima que de aquello que nos bendice.
No me canso de esta muerte social, de este silencio, de esta frialdad y aunque la cama aúlle buscando consuelos mi voluntad férrea se vuelve insobornable como mi memoria.
Cuando estuve destruido en el suelo, contraído en espasmos, pagando los pecados de mi ingenuidad, el cielo apenas se movió. Y ahora que, al menos, soy capaz de arrodillarme en digna posición, empieza a moverse fatuo esperando vaya a saber qué cosa de mí. No tengo nada que entregarte. Estoy seco.
Este nacimiento me golpea en la cara como un beso sangrante. No quiero loco, no cuerdo puedo, sólo me queda el discurso, éste que no está sujeto a nadie porque perdí la fe en las personas.
Ya no hay palomas blancas de libertad sólo capullos de orugas durmientes;tampoco hay un vivir sino un metódico pasar de los días. Te invito a imaginarme así: leyendo la vida que no puedo tener y escribiendo aquello a lo que no puedo llegar. No hay molestia tan original como la de enredarse a quien te ofrece
su precario presente y, sin embargo, es incapaz de dar su verdadero ser,porque no sabe donde está. Y cansado estoy de los vínculos famélicos. La ciudad no es otra cosa que seres en despojo.
Mi extremo grado de exposición como una mariposa disecada, me hace abrir al mundo como si fuera la boca del mismo pasado, me extiendo en la realidad con solvente transparencia.Traigo a mí aullidos pasados y gritan todos juntos como si hubiese abierto una sepultura.
Independientemente del resultado obtenido con las personas,ya sea positivo o negativo, aflora en mi una soberbia vulnerabilidad y me siento como el bebé más pequeño, más prematuro y más abandonado del mundo, en la noche más lluviosa y más dolorosa de la existencia del cosmos.
Porque hay planetas que estallaron en mis garganta.
Sé que mi camino llego a su fin, es decir que llegué a la puerta de un comienzo. Y pienso, pienso lo siguiente:


lunes, 11 de noviembre de 2013

Día catorce: Despedida al amado

" ¿Qué te he hecho yo a ti mi amado?
Pregunto a la silla, pregunto a la almohada:
¿para qué soportar, para qué mi tristeza?
Ya te besó, martirizada:
- responden, a otra besa."
Marina Tsvietáieva - Todavía ayer a los ojos me miraba -

Amado:
             Puedo seguir llamándolo así porque aunque su ausencia sea una película de polvo que lo cubre todo en mi interior, en mi presente y en mi pasado no hubo ni habrá otro que merezca esta nomenclatura.
No hay otro. No hay nada. No hay yo, porque no me pertenezco.
En mi pecho tengo una cruz negra, invertida y ardiente. Me presiona los pulmones, me quema la sangre.
Desde que usted desapareció, desde que yo lo expulsé, ya no puedo vivir. Ni tampoco respirar. Desde que usted no viene el peso de vivir se siente en cada hecho.
Y es que en mi discurso no puedo matarlo. Acaricio palabras con mi lengua hechizada que no deja de nombrarlo mientras yo quiero morir.
¿Usted se acostumbra a esta muerte?
Quiero la muerte real de los sentidos porque la agonía siempre mantiene un rastro de lucidez.
El conocimiento es una toma de conciencia y yo ya no quiero saber.
Estoy yéndome de a poco de este mundo, confírmeme que nunca volverá. En diciembre todas las cosas mueren como lo hace el mundo cuando usted ya no está.
Mire como se desmayan las últimas luces de mi existencia. Observé mi cuerpo languidecer. Rasguñe mi lengua gastada de tanto nombrarlo y las manos callosas de buscarlo en cada amanecer.
Quedan pocas semanas de este martirio, antes de la próxima celebración no estaré. No sé si me consumiré muerto o me convertiré en otra cosa, no se sí seré espectro o , totalitario, desapareceré.
Hidrate mi tumba con sus lágrimas frustradas. Recuérdeme como lo que fui: un tonto que creía poder cambiar las cosas, un mediocre que creyó tener. La ausencia es poseer despojos, es jugar con los fragmentos putrefactos de lo que fue.
Ya no pido un último beso de esperanza sólo quiero su ausencia total, mi muerte es un acto privado, después de haberle de dado todo me merezco dicha discreción.
Y cuando ya no esté, no crea que mi palabra muerta volverá. Me iré con fuego, todo. Y espero nunca regresar. Anhelo otra dimensión muy lejos suya, donde su nombre, su olor, su voz y su palabra no puedan acceder.
Me destruyo mañana a mañana, ya es el tiempo de desaparecer.

sábado, 26 de octubre de 2013

Día Trece: La transversalidad

" Sólo yo, en cierto modo,
no soy el mismo, y al fin,
esto es lo mismo también."
Fernando Pessoa


A la vida no puedo ir si no me corto. De la vida no puedo venir si no me desmiembro. En la vida no puedo estar si no me parto.
En cada paso que doy el sudor me derrite. Y por el suelo sucio de los charcos urbanos se precipita mi pasado en capas como una cebolla desvestida.
Estoy alcanzando semejante estado de purificación que dios sonríe desde mi dermis y el cometa de los nuevos sortilegios hace cuna en mi boca.
Al final del sendero me espera un nuevo paisaje el cual no puedo habitar si no logro inclinarme y permitir que el cuello se me rasgue. Es preciso que un línea me divida transversalmente, me deje en vísceras y , por sobre todo, separe mi pasado del presente.
Un comienzo es la destrucción masiva de todos los finales.
Ya va siendo hora de guardar todos los trajes, de poner a dormir todas las imposturas. No es tiempo de la estrategia de la supervivencia.
He venido a presentar al verdadero, al que dormía en la garganta del mundo. Hablará a partir de ahora el que con sus dedos le toma el pulso a la vida. Vendrá, entonces, el que codifica el canto de la tierra. Cantará, por fin, el que derrite soles en su saliva.
Cuando todo duerma haré música con mis suspiros para que, como un faro, el camino hacia la palabra que salva sea, de una vez por todas, revelado.

domingo, 20 de octubre de 2013

Día Doce: Última carta

"También nosotros teníamos una relación:
Cables tensados entre nosotros,
estacas demasiado profundas
como para poder arrancarlas, y
una mente como un anillo corredizo,
cerrado sobre algo veloz,
cuya constricción también
me mataba a mí."
Sylvia Plath - El ojeador de conejos -

Amado: 
             Le escribo estas últimas líneas con mi alma hecha pedazos, erosionada como terreno abandonado, partida, como las olas que estornudan entre las piedras.
Desde que hacia mí su voz ya no llega vivo ahorcándome con el aire, rebotando por las calles y arrastrándome entre una lágrima y otra.
En esa vida suya que no me contiene se sucedió la revelación de mi abandono. En espacio inhabitable porque usted ya ama yo encontré mi veredicto. Usted no me ama a mí, usted no ama a quién ató en su vida y olvidaba en el perchero de mi cama de amante. Usted a usted se ama. Usted es incapaz de amar a otra persona que no sea usted mismo. Yo apenas fui la sal que condimentaba esa cena putrefacta, que usted se obliga a creerla manjar.
Usted a mí no me necesitaba más que como una consecuencia auditiva. Vino hacía mí sabiendo que me podía fracturar. Y con mi última dignidad de objeto mancillado tuve la delicadeza de romperme en pedazos sin que el sonido del desmembramiento arañe sus oídos. Mi dolor es un triunfo que no estoy dispuesto a entregarle.
Astillado como el vidrio enajenado pienso tomar mis fragmentos y perseguirlo. Sudado buscarlo por las calles con mi cara desencajada, con mis pupilas hirviendo de venganza. Iré con los pedazos de vidrios puntiagudos a su encuentro. Uno a uno se los clavaré en el pecho. Meteré uno de mis pies de amante vagabundo en su boca. Lo asfixiaré con mi trayectoria y lo dejaré morir.
Le tengo un amor grande, predestinado, una conquista, suya, que nunca legitimiza. Me niega, se niega, nos niega. Su cobardía ensucia el mundo.
Hay una palabra que podría salvarnos de todo pero su comodidad es tan grande, tan intensa, tan totalitaria y tan abarcativa que prefiere vivir limpio en sus mentiras que sucio de sus realidades.
Usted para mí no vive, usted para mi agoniza.
Lo quiero ver serpentear en el piso, con el cuerpo convulsionado para que, cuando dirija su mirada a mi cuerpo de ángel asesino, sorprendido de mi extremo odio, pueda darse cuenta que tan absoluta es mi ira por que tan grande fue mi amor.

sábado, 12 de octubre de 2013

Día Once: El aislamiento

"Yo antes quería ser los otros para conocer
lo que no era yo.
Entonces entendí que yo ya había sido
los otros y que eso era fácil.
Mi experiencia más grande 
sería ser el otro de los otros:
el otro de los otros soy yo."
Clarice Lispector

Opté por volver a mis extraños aislamientos, aceptando que éste no es un día para hacerme pasar por ser humano. Hoy soy reptil y necesito enterrarme, evadirlo todo y dormir.
Cualquier persona, en uso de todas sus facultades, evitaría contar esto que yo quiero narrar en tiempo presente. Tejería hilos de verbos pasados, consolándose en recordar y no en narrar. Los recuerdos suelen ser más dolorosos que el hecho que les dio vida, pues uno los manipula. Al instante nadie puede tocarlo. El instante es lo que es y hacia Él hay que inclinarse.
El presente me abraza de nuevo, vuelvo a estar ahí, no quiero ser un viejo frente a una fogata que recuerda y narra a niños boquiabiertos esplendores que ya no brillan, y se hace agua que moja el suelo minutos antes de que sus ojos se transformen en gotas de petróleo y comiencen a morir.
Yo sólo quiero ser el valiente que se narra a sí mismo, Quiero ser el que no recuerda, pero sí relata. Escribir no es más que encontrarse con lo que uno tiene y desconoce. Yo me conozco, yo supe muy bien lo que estaba pasando, tuve las agallas de vivirlo, lo viví para contarlo. Lo viví para no inventarme nada, para no ser una copia de algo ya contado. Lo viví para seguir siendo diferente. Lo viví para que el día de mañana me leas, lector, porque encontrás en mí algo que no se consigue en las farmacias, y eso te haga volver. Viví lo que viví, viviéndolo ni más ni menos que para comprender.
Lo único que realmente me importa en esta vida es saber. El saber me es reconfortante, pero no significa que no deba pagar por eso un justo precio. Un precio por el conocimiento.
Tengo muchas ganas de escribirlo en presente, porque como dije antes detesto los recuerdos. Pero también tengo ganas de revivirlo, con la templanza que sólo se logra sabiendo que alguna vez uno le vio los colmillos a dios y todavía sigue cuerdo.
He matado a mi personaje, se han roto las máscaras de aquello que sólo fue puro teatro. Mi inteligencia se fue de paseo y eso me entristece, ya no puedo ni entretenerme, ni distraerme con el conocimiento. Por lo tanto, voy a tener que confesarme:
Cuando uno trata -desesperadamente- de encontrar una manera de vivir y vuelve a la Vida una ciencia, se condena al fracaso. Me repiten historias, me repito momentos, me repito actitudes y así nace mi repudio. Buscando el prototipo de persona, no vi los hechos. Éstos últimos son la clave del buen funcionamiento; la copia de la copia de la copia de aquello que alguna vez tuviste y te hizo feliz, no garantiza una reiteración de esa felicidad.
La persona no es un conjunto de hechos, son sus hechos lo que lo hace persona; recién ahora lo veo claramente. Y para tener este saber en mí he dejado de creer en las personas.
Solo va aquel al que solo han dejado,ausente de vida y con presencia de ausencia. Ayúdenme a que ayude a la ayuda que se solidariza conmigo y quizás ya no tenga ojos de muerte. ¡Quemen mis manos, si han de tocar lo incorrecto!, hagan una fila delante de mí, mientras yo me escondo. 
Hagan silencio y tengan paciencia,la muerte es puro protocolo.

viernes, 11 de octubre de 2013

Día diez: Los días del abandono

"Escribir es un modo de localizar mi hambre,
 y el hambre no es sino un vacío."
Siri Hustvedt - Todo cuanto amé -


Tengo una cama que nunca se desarma 
al no ser visitada por la valentía,
es el dolor de la pulcritud que encuentra 
sus sedimentos en la cobardía.

Me han condenado
a una existencia de despojos
veo el robo de mis posesiones enajenado
¿oyes cómo, con sangre, se rompen mis ojos?

Yo ya no vivo, yo me erosiono
y cuando de mí quede el último rastro de polvo,
vendrás victorioso
a escupir mis sobras.

Dibujé tu imagen
en el espejo de las sombras,
rompí el vidrio
deshaciéndome del equipaje.

Cada pedazo de recuerdo,
me lo clavo en la carne
quiero ser vivo un almanaque
para, con sangre, ser el que marque
ausencia de días en mi cuerpo.

No concibo otra existencia
que la de apenas vivir, astillado;
se acabaron las experiencias
el mundo se ha apagado.

Fue en ese instante,
en el que tu voz perseguí
que, tras haberme encontrado con hielo,
automáticamente dejé de vivir.





sábado, 5 de octubre de 2013

Día Nueve: Cuarta Carta

Sin duda el ser dichoso
es la culpa más grave,
pues mi fortuna adversa
dispone que la pague
con que a mis ojos tus luces falten."
Sor Juana Inés de la Cruz

Amado:
             Pedí la piedad. Es que me encuentro clavado en la cruz de su ausencia. Invertido. Una misa negra de madrugada empetrolada, un altar repleto de cuervos que graznan lamentando su semblante desaparecido.
Es que usted se fue, obligado por las circustancias, justo cuando la música del amor se estaba convirtiendo en un totalitarismo. Cada parte de mi piel que fue besada por usted arde en esta noche. Desde lejos pueden ver en mi cuerpo todas estas pequeñas fogatas. Resplandezco, con fuegos fatuos. Soy el faro que guía los lamentos de la madrugada hacía mí. Soy el objeto gritante rodeado de mariposas ocres que me envuelven con sus alaridos. Soy lo que usted de mí ha hecho, un lobo al que le quitaron su luna.
Usted es mi materia y mi forma. Y no hay sistema de pensamiento que pueda ignorarlo.
¿Sabe? Camino por las calles viendo los besos que otros se dan. Recuerdo los nuestros. Y trato, también, de observar qué es lo que tienen ellos. Y de qué nosotros carecemos. Fuimos arrastrados por una fuerza magnética que logró que nuestros cuerpos chocaran produciendo grietas en el universo. Y lo hizo pese a todo aquello que realizamos para evitar la colisión. Por lo tanto, arañando mi mente, le pregunto en silencio ¿Cuál es nuestro destino? No me obligue a la ignorancia. Usted sabe perfectamente de qué y para qué estamos hechos. Usted sabe a ciencia cierta lo que el futuro nos grita. Por favor, no me suelte nunca. No me pierda, no me deje caer.
Mis pupilas diáfanas lo buscan en la oscuridad de esta soledad. Lo rastreo como un cíclope, lo invoco como una sirena. Sea capaz de volver a mí. No me abandone. Si usted no vuelve se me rompe el mundo y no tengo capacidad para armarme otro. Lo esperé toda la vida. Cuando más sufrí, más profundo caí, cuando me entregué a una existencia gris, usted apareció. No llego a mí en completa disponibilidad. Y ahí lo tiene, y ahí nos tiene: dos animales mordiendo todos los obstáculos que nos aíslan. A veces con poca fuerza, pero con contundencia; a veces con furia feroz. Pero en su aliento siento que me considera su destino. ¿Cuánto tarda el ser humano en hacerse cargo de su propia valentía?
Quédese conmigo, véanos como somos, la fe razonada de un corazón inteligente; su cuerpo me ha elegido, su corazón me llama, su pensamiento es mío y duermo en su alma. Tráigame un hecho contundente que nos una por siempre. Tenga valor, vea mi mano en su frente, mire mis ojos que le dicen que no han de abandonarlo. Crea en nuestro futuro. Porque es éste el presente donde el tablero se patea, porque este el presente donde nos damos cuenta que somos el amor. Y la vida sin amor no tiene sentido.

(Continuará...)

jueves, 3 de octubre de 2013

Día ocho: Tercera Carta

"Que tu cuerpo sea siempre
un amado espacio de revelaciones"
Alejandra Pizarnik


Amado:
            Estoy moldeado completamente por tus gemidos. Yo era algo que ya no soy. Caí en tus manos, imperfecto, y me deshice: me lloví entre tus dedos mojándote; me hiciste de nuevo. Tu saliva me inculcó el nuevo orden y entre besos, renacido, este golem que soy te es.
¿Y en qué parte de toda esta locura fue cuando comenzaste a hablar mis pensamientos? ¿Cuál fue el momento exacto en que llegamos a cerciorarnos que había una manta tejida por nuestros vocablos? 
Te tomé la mano junto al sol de octubre ¿has podido sentir mi desesperación? Me solté liviano luego de ver cómo te confundías con el asfalto y este claustro mío me reclamó, soberano.
Y ya no hay batallas contra la coherencia, ni aduana contra las confesiones. Ya no existe la palabra aprisionada. Mucho menos el pensamiento cercenado. Sólo nos han quedado los ojos que se cubren con humedad de ahogo.
Cada partícula de la realidad tiene tu nombre. Y lo repito hasta el cansancio. ¿Has notado, en nuestro último abrazo, el asombro del mundo? Lo hemos conmovido. ¿Te acordás de mis manos, de mis dedos clavándose con dulzura en tus omóplatos? Te abrazo con poderosa pureza. Me encierro en tus brazos que es la única manera que encuentro para abrirme.
No tengo piel, solo embrujo. Ella se ensancha, se estira al verte. Jamás se repliega. Se extiende poderosa al notar tu presencia; me salen manos. Te tocan todas.
Antes de despedirnos me arrodillé en tu boca y supliqué en silencio. He aquí lo que he pedido:


(Continuará)

domingo, 29 de septiembre de 2013

Día siete: Segunda Carta

"Amado dueño mío,
Escucha un rato mis cansadas quejas,
Pues del viento las fío,
Que breve las conduzca a tus orejas,
Si no se desvanece el triste acento
Como mis esperanzas en el viento."
Sor Juana Inés de la Cruz

Amado: 
             Bienvenido al viaje hacia el corazón de mí mismo.
Esta noche estoy muy enojado, diabólicamente enajenado. Siento que puedo rebotar por toda la habitación, golpearme con todas las paredes, estrellar mi boca contra los ventanales y que los vidrios me atraviesen las encías. 
Son muchas horas las que dedico diariamente a construir una disciplina. Tengo que inventar un temperamento que no poseo. Debo poseer más filamentos de los que creía. Por eso, desnudarme en prosa ante usted me lleve más tiempo del que yo quisiera. Quiero quedar expuesto como una llaga que grita como un objeto salvaje.
El tiempo me sepulta y me hace sentir insignificante. Lo dolorosamente paradójico es que pensar en el tiempo hace que uno lo pierda. Pensarlo y tenerlo, hacerlo existente, para perderlo y agotarlo, después.
Quiero, también, quitarme de encima toda esta suciedad que me huele a fracaso.
La libertad de una memoria viva arrodillada en la lengua mía que todo lo narra, en los dedos míos que escriben la parcialidad de una vida, la porción de un recuerdo. Los recuerdos jamás logran alumbrarse del todo. El recuerdo no es un conjunto entero. No es eso lo que quiero.
La ficción no es una mentira. Aunque sí es cierto que los hechos verídicos sufren una constante metamorfosis. Las partículas de realidad comprobada parecen, además de transformarse, respirar. Tienen movimiento, reciben alegre y educadamente a esos detalles que las maquillan volviéndolas otras y se inclinan doblegadas ante lo poético. Pues contar no sirve de nada sino va acompañado de una exquisita manera de contar. Creo que estos detalles de estilo necesarios no hacen mella en la veracidad del relato. Aunque mantengo esa convicción no es eso lo que quiero.
Disciplina, Pulso, Descripción, Contemplación, Obsesión por el detalle, Subjetividad basada en percepciones objetivas. Desde ustedes salgo, hacía lo que viene, voy. Aunque ese es mi presente, y me condiciona, no es eso lo que quiero.
El ser humano sólo se paraliza ante dos cosas.
Seamos más exactos.
Hay sólo dos fenómenos en los cuales el ser humano se mantiene inmóvil, para entregarse, luego, a una fuerza que lo consume y lo arrastra sin que él tenga control sobre nada.
Esos dos fenómenos son: el sexo con amor (pasión) y el miedo.
Ambos paralizan a su manera.
Que haya escrito tanto, justifica el fiel mural al que le dí colores con mi pintura dual. Atravesado , estoy por estas dos magnitudes. Es que yo soy como el sexo, despojo y encuentro. Me pierdo para encontrarme, y cuando ya fui hallado, heme aquí, devorado y perdido. Me hago cargo de todo esto sin embargo, no es eso lo que quiero.
Soy la trampa verdadera de la mentira más absoluta, porque me parezco tanto a lo que soy, que realizado entre música y recuerdos, me entrego a la noche. Lo admito pero no es eso lo que quiero.
Me gusta sentarme en la garganta del mundo. Abstraído, alejado de todo como un consorte que ha traicionado: confinado, castigado. Hay una vitalidad misteriosa que hace que todo exista, me toma y me deja, innumerables veces.
Mundo, en esta vida y en todas mis vidas, : Tu lengua me penetra en cada una de ellas. Es una descripción posible aunque no es eso lo que quiero.
Probé tus habilidades y demostré mis satisfactorios desempeños. Te besé, te amé, te comí.
Fuimos animales , y a la vez, más personas que nunca. Esto me encadena pero lo suelto apenas por un momento. Esta noche no es eso lo que quiero.
Y en esta acción de narrar, más que Yo-piel : Yo-prosa. Me cubro de Lenguaje porque, con anterioridad, fue él quién me ha dirigido; irguiéndose apelativo me ha persuadido para después tomarme. Yo, su posesión, consumiéndome. Fue la Lengua, que me hizo Lengua, la que me disfrazó y me volvió escrito: yo soy la voz escrita, este papel, mi espejo. Defensa. No es eso lo que quiero.
La vida es un apenas. Vivir es asomarse. Nuestros días confeccionan un balcón mediante el cual observamos el Todo. Pero nunca vamos a verlo en su totalidad, la vida es demasiado breve y nuestra estupidez es , por momentos, excesiva. Nuestra prioridad es el balcón. Siempre lo será. El paisaje, el Todo, el exterior (que en realidad es interior, es centro, es núcleo) jamás nos llamará la atención. Como seres humanos nos gusta la cercanía, el control y el entendimiento. Por lo tanto, la vida no es otra cosa que pereza y comodidad.
Pecaré de soberbio al afirmar que me he tirado del balcón y camino, descendente, por el aire para acercarme al Todo. Yo estoy viendo con los ojos reales. No viajo solo: llevo todo mi presente conmigo. Es de esto de lo quiero hablar. Porque en esta noche decir "todo" es decir su nombre. Porque esta noche decir "presente" es invocarlo a usted, es reconocer que lo encuentro en todo, afirmar que me pierdo en usted por que me encuentro en usted, porque amarlo es ver la sonrisa de dios en sus pupilas.

(Continuará...)



Día Seis: Las películas imposibles - El amor cinéfilo -




Supe desde siempre que tenía un grave problema con las películas. Incluso a edad temprana donde nuestra conciencia crítica no tiene estructuras y nuestro pensamiento especulador podría representarse como un mísero poroto.
Tenía cinco años cuando el Sanyo modelo '88 escupía los títulos iniciales de El Exorcista en una madrugada de invierno mientras todos dormían. Con un pijama repleto de dibujos de los osos cariñosos y un bol colmado de maníes confitados en mi regazo, la punzante música del comienzo del film dilataban mis pupilas hasta convertirlas en un par de platos ahuecados por el tiempo y por el espacio. ¿Han pensado alguna vez el proceso físico y biológico que experimentan nuestras pupilas al confrontarlas con una película? ¿No creen que se asemeja muchísimo a dos hoyos negros , esos hoyos que aseguran que interrumpen ,de vez en cuando, la quietud del universo? El cine es una de las pocas ramas del arte que logra acaparar todas nuestras zonas disponibles para la conmoción. Y yo siendo infante ya lo percibía. Quería el instante bendecido, quería pertenecer, quería descifrar el mensaje que cada plano tenía para mí...¡Los planos en el cine! Son el guión mudo y codificado insertado dentro de un argumento verbal, es el juego de la escondida de cualquier director. Y yo a esa edad ya lo sabía. Yo a esa edad  sabía muchas cosas. Y cuando más sabe uno más ignorante es, porque el saber nos hace manejar un nuevo espectro de posibilidades y  sentimos cuan grande es el imperio del intelecto. 
Yo ignoraba a Tornatore, yo quería ser Toto, yo quería mi propio ritual cinematográfico, mi propia ceremonia clandestina, manejar mis propios embrujos, era un niño con pulsiones, tener curiosidad es sentir hambre, mucho hambre.
 La película guionada por Blatty (basada en su propia novela, una de las obras más espeluznantes de la historia) transcurría a ritmo trepidante ante mis ojos. Podía vislumbrar que más allá del maquillaje y de los efectos de sonido, la película le daba el necesario giro visual a un tema harto discutido desde el comienzo de nuestra era: la fe.
Y cuando el señor de las moscas le susurraba ásperamente desde las entrañas de Lindita al padre Karras, imitando la voz insoportablemente inmigrante de su mamá muerta, empecé a sentir transformaciones a mi alrededor. Soporté toda la película mordiendo mis labios, rayando mis manitos con las uñas, rompiendo con los apretujones de mis puños la tela de mi pijama. Sucedía aquello y mis golosinas desaparecían.
Dejé de ver cine. Aprendí a tejer, a cambiar instalaciones eléctricas y unos años más tarde, recitaba Shakespeare para las navidades. Terminé la secundaria con promedio de 9,75, poseía un nivel intermedio de yoga, hablaba tres idiomas y podía crear esculturas con ambos lóbulos de mi cerebro. Podía hacer cualquier cosa, menos mirar películas.
El cine como institución física estaba prohibido. No acudía a ellos, me persignaba con fervor al pasar por un local de video de alquiler. Llegué a transportar tanta paranoia sobre mi espalda, que salía a la calle con cinco tubos de ensayo en cada bolsillo repletos de kerosene y quemaba cada afiche gráfico de películas estreno que aparecía ante mí.
Ayer me dije que eso debía terminar y resoplando como un búfalo me enfrenté a la entrada del famoso cine de la zona de Congreso, el que tiene título en francés pero es más argentino decir que es una goma gigante. Agosto brindaba un especial de cine francés posmoderno, donde se repetían aquellos filmes que dieron nuevos espasmos a la cuna del cine.
Apagón de luces y yo sin confites, el vals de Amèlie y yo sin pijamas, la niña con su cámara de fotos y yo sin inocencia. Me enfrentaba de nuevo a la cara de mi maldición y tenía más miedo que la primera vez. Me imaginé tirado en un charco de sangre cuando los demás espectadores descubrieran lo que sucedía y me destruyeran a patadas. Me visualicé en la tapa de los diarios como la nueva atracción de los medios, veía mi final en un cubo alcochado con la zona sublingual más manoseada que mi propio esfínter. Respiré hondo y experimenté lo que era visitar un cine por primera vez, a los veinticinco años.
Durante la primera parte de la proyección no sucedió nada extraño y todos los presentes teníamos la fiesta en paz.
Un olor penetrante y desconocido llegaba ante mí. Los aromas me pueden, logran tenerme bailando en un hilo de Ariadna invisible durante incontables minutos. El perfume se parecía a un suavizante de ropa con tenues e intensos toques de colonia importada. Las únicas palabras que me golpeaban la frente para definir todo eso, era la de limpio blanco de pureza higiénica. Seguramente así olería el cielo.
Había un pedazo de cielo sentado en la butaca contigua, nos miramos de reojo mutuamente; en unísono, y dejamos de vivir. Mi vida pasó a sus manos y Él ,en silencio, me otorgó la suya telepáticamente. Juntos en la salud y en la enfermedad hasta que la locura nos separe. Teniendo en cuenta mi problema eso podía ser en escasos segundos. Y habría muerte sin Venecia y otra vez un Gustav von Aschenbach sin su Tadzio.
Corté el romanticismo de florcitas inventadas y violines que sólo yo escuchaba y volví a concentrarme en Audrey Tautou. La muchacha servía café en el bar donde cumplía su jornada. Lanzaba miradas a su alrededor e intentaba ,bajo hermosos sortilegios de una amable retórica de solidaridad, hacerles la vida mejor a aquellos que la rodeaban.
Mandó a un hombre y a una mujer al baño, a gemir como burros, a juntar una vagina humeante de inferioridad y pesimismo con el falo de un compulsivo y manipulador, el especímen de un hombre  que de hombre no tenía nada y de inseguro lo tenía todo.
Y en la pantalla gigante del cine se desprendía la escena de las copas del aparador de ese bar vibrando, las pupilas de Amèlie se apoyaban en los pómulos de su cara que su sonrisa desplegada hacían subir  como si fueran ascensores. Y un ruido parecido a un choque de estrellas se manifestó a mi lado.
Y la gente empezó a gritar, a correr, a tropezarse, se prendieron las luces y un reflector se posó en los hombros de aquel que olía bien a mi costado.
Les confieso que a mí me cuesta mucho entender las cosas, mi capacidad de asociación es comparable con la capacidad de ganar un maratón de una tortuga. No sé mentir en el truco, y nunca pasé del primer nivel del Tetris. Por lo tanto, tampoco veía la transformación de mis alrededores. Cuando al fin entendí la indiscutida vinculación entre el hombre que se sentaba junto a mí y el caos que se había desarrollado, no pude más que sonreír. Lo saqué de donde estaba sepultado y lo invité a su casa.
Ahora estoy aquí, sentado en un sillón que no es mío, con un plasma que no es mío, con una videoteca que no es mía, con un piso que me sostiene que no es mío, con un silencio que no me pertenece, con unos ojos azules que me miran desde la cocina que son mi nueva adquisición como terrateniente del amor.
El amor se mueve bajo misteriosos designios ¿O era El Señor?, hay deseo y no es un tranvía, hay una unidad instantánea ¡y si me importa un comino! . Y no salgo  corriendo por ninguna escalera y nadie se va a llorar a Tara diciendo que al fin y al cabo mañana será otro día.
Le ordené al Ángel que sacara todos sus muebles del living, que me encierre en un circulo de botellas de vino pero, sobre todo, que no salga bajo ningún punto de vista de la cocina, pase lo que pase, pase lo que me pase y pase lo que le pase.
Pongo Play y El Deseo S.A presenta un film de Almodóvar. Y a la mañana muy tempranico unas mujeres limpian tumbas en un cementerio. Y se suceden en la mayor tranquilidad los primeros veinte minutos de película. Y La Sole encuentra la bicicleta estática de su tía Paula que está mas ciega que el monje Jorge de Burgos que aunque la rosa siga sin tener nombre, la Poética, también, sigue sin su apartado sobre la risa.
El Ángel propietario sigue teniendo problemas, lo oigo luchar en la cocina. Seguirá excitado con la escena del coito del baño, quizás esté recordando o quizás de nuevo le sobrevino el desastre por que puedo llegar a ser yo el tejido de la manta de sus hormonas.
En la película las vecinas conversan con La Agustina, su madre hippie sigue desaparecida, la primera hippie del pueblo, la que confeccionaba pulseras de plástico. Su hija la honra y argumenta : " - Cada vez que me fumo un porro me acuerdo de ella". 
La risa que se me escapa de los labios desencadena los hechos.
Al principio es un golpe tenue y hago como que no lo escuché. Segundos después, el ruido se repite más insistentemente. Y no puedo hacerme el desentendido, me pongo erguido y amenazante para abrir la puerta mientras en la cocina cada vez hay más ruido a despelote y ,ahogándose, el dueño de la casa trata de decir "Ya voy". Le digo que se calme de una buena vez, que yo abro.
Y eso hago.
Un chico de traje, con una botella de vino bajo el brazo, me brinda su semblante petrificado. Su atuendo es negro por completo y lo acompaña un pañuelo rojo en el bolsillo que cubre su corazón y una corbata a tono perfecto.
Le digo que pase y que se siente, lo digo sin miedo y eso parece descolocarlo.
Sigo mirando la película mientras mi nuevo acompañante se sienta junto a mí y se sirve una copa.
Se reanuda la historia que humedece la pantalla y media hora después la niña enfrenta el mal. Un orgasmo estético se apodera de la película, la chica brinda testimonio con su rostro tensado por las garras de la desesperación, llora y confiesa ante una cámara que congela y una música robada, a modo de homenaje, de alguna película de Alfred.
Mi alma no se contiene y estallo de admiración ante tremendo logro y otros dos hombres en traje rompen el vidrio de la ventana del living para levantarse en el acto y decir a dúo - “Hola, que tal.”
 Sacuden sus ropas hasta que quedan como nuevas y se sientan con más botellas de vino que me ofrecen para mirar la película con nosotros.
Cuarenta minutos después Raimunda se asombra al descubrir que su hija nunca la escuchó cantar, su madre ( media muerta , media viva) la observa escondida en un auto en las afueras del restaurante donde sucede la escena.
El dueño del departamento grita desde la cocina para que le deje venir a ver esta escena, su escena favorita, con nosotros.
Tuve miedo, lo confieso. Es más fácil mostrar el glande que mostrar el alma. -¡Que no, te dije.. espera un poco!- grito nervioso y mis acompañantes gritan como hienas.
-¿Quién anda ahí? -interroga desde su prisión doméstica
- Mejor no preguntes- contesto.
Penélope Cruz adivina el parpadeo de la luces que a lo lejos van marcando su retorno y mis ojos copian sus lágrimas, yo lloro con ella mientras canto lo que ella canta. Los hombres se emocionan conmigo, y corean el tango , ésta vez en tono flamenco, con sus voces borrachas.
La emoción me rebalsa como un tanque de agua, como una olla hirviendo, como oruga que rompe el capullo, como la saliva que uno se olvida en las orejas de un amante.
El parqué del living se rompe en pedazos para escupir cuatro hombres , vestidos de etiqueta que reptan para salir del pozo mientras cantan con voz de tenor que veinte de años no es nada.
¡Y febril la mirada te busca y te nombra! ¡Y esto si que no tiene nombre!. Me besan con sus bigotes perfumados, me acarician los rulos y me piden perdón por haberse comido mis confites aquella vez. Me dicen con ternura que me quedaba lindo el pijama y lo bueno que es estar de vuelta.
Pedrito ordena que la cámara enfoque a La Maura llorando mientras ve a su hija cantar aquella letra que con amor le enseñó cuando era pequeña. Y se esconde con miedo cuando cree que Raimunda la ha visto. El plano nuevamente lo protagoniza Penélope¡ la odio tanto! pero la cámara la ama, yo amo esa cámara que la idolatra, mis acompañantes aplauden rabiosos y los cinco nuevos hombres de traje que acaban de caer del techo opinan lo mismo. De hecho agudicé mi oído y el 
Ángel desde la cocina grita "Te amo, Raimunda".
Y ya perdí la cuenta de cuantos somos sentados en este sillón, donde el vino corre como río vampírico, hay escombros por todos lados, el viento ruge por las ventanas rotas y el dueño de la casa grita cada vez más fuerte. - ¡Hay cuatro hombres de traje saliendo de mi heladera!. Abre la puerta de la cocina y una tonelada de cucharas de plata se precipitan en el piso como una lluvia grisácea. Llueve metal por cinco minutos.
Sale Él de la cocina completamente enajenado y despeinado pateando las cucharas, maldiciendo el cine, a mí, a la divina providencia y al boom del bing bang.
Junto al Ángel vienen los hombres de traje. Me dicen -¡Hola chiquitín ! entre abrazos y efusivos saludos con sus compañeros. Entre todos patean las cucharas de plata y de tanto ver cucharas dirijo mi mirada hacía los ojos de río puro.
- ¿Podés ponerle un tope a tu excitación? - le pido autoritario
-¿Podés dejar de emocionarte tanto?- replica
Le digo que no, por supuesto, que al fin y al cabo el llenó el cine de cucharas de plata porque se conmovió con ese amor surgido en el baño y con la opción a que conmigo recree aquello. Que ésto también soy yo. 
Todos eran mis hijos, no de Arthur Miller, sino míos. Completamente Sin duda alguna.
El me sonríe y cesa el torrente de cucharas, se sienta a mi lado, a nuestro lado, al lado nuestro, conmigo, con ellos, con nosotros.
Y me vuelvo a emocionar, y los hombres de traje gritan ¡Sí,sí! con la cadencia propia de los que apuestan en las riñas de gallos y encima , entre pito y flauta y pito y pito, pasó ya una hora más de película. La Maura le pide perdón a su hija y nos enteramos de las atrocidades que una familia vive en un pueblo donde todo se silencia bajo el estruendo de un viento que enloquece a toda la población.
Y no me contengo, el Ángel me mira expectante y me digo a mi mismo que reprimirse no vale la pena, que todos tenemos particularidades y que  ningún vínculo es fácil. No se si el amor todo lo puede, pero quizás salga algo interesante entre hombres de traje y cucharas brillantes.
Seis hombres de negro aparecen ante nuestros ojos como traídos de otro planeta, como si se teletrasportaran. Son míos y me dicen ellos también -Hola .que tal. El dueño de la casa les regala una cuchara a cada uno y ellos levantan el sillón con nosotros arriba, mientras los otros sirven más vino. El pedazo de cielo, de la alegría que tiene le nacen mas cucharas y todos hacemos cada vez más ruido, hasta que uno de ellos nos obliga a callar.
La Maura es una aparecida que quiere cuidar al personaje de Blanca Portillo. Volver es una película que podría parecer surrealista donde los muertos conviven con los vivos. Y una escena final, donde la estética habla mucho más que el guión que ya ha terminado, nos da una dualidad exuberante como regalo de despedida.
Y también la vida es un poco así ¿no es cierto? calla más de lo que dice, interpretamos simbólicamente mucho más que todo lo explícito que ella nos trae con el correr de los días.
Y el amor es un poco así también, la curiosa relación entre un hombre de traje y una cuchara.
La escena final me produce tanto goce que todos aplaudimos mientras una avalancha de hombres de traje se suma al festejo. Ya ni sé bien de dónde salen.
Sólo me dedico a abrazar muy fuerte al novio que el cine Gaumont trajo hacia a mí y que con un beso que se arrodilla en mi boca hace que una montaña de cucharas de plata nos sepulte a todos por completo.



Día Cinco: Primera carta

"Te escribo vida porque no sé como vivirte."
María Gabriela Ini - Ana M. 1945 -


Amado: 
            ¿Sabe? Nacer fue mi primer pecado. Y jamás terminaré de expiarlo.
Nunca pude llegar a ser un bebé, tan sólo feto; y uno muy apresurado.
Intenté nacer a los cinco meses y medio. Y lo conseguí. Heólico me eyecté desde el viscoso vientre cortado y esa irrupción, esa grieta que le hice al tiempo fue, es y será para siempre castigada: yo que quise llegar temprano terminaría llegando tarde a todo y a todos.
Tarde para un padre cuya virilidad exhalaba su último suspiro. Un ego destruido jamás podría ayudar a conformar a otro. Por lo tanto, fui rechazado.
Tarde para una madre que automáticamente convirtió a su niño en un producto cognoscitivo que pudiera llegar a los terrenos intelectuales de los cuales ella había quedado fuera, convirtiendo la maternidad en una inversión bursátil. Por lo tanto, fui rechazado.
Tarde para unas hermanas ya adultas que, en la imposibilidad de poder mantener sus pechos adolescentes en buen recaudo por el hambre juvenil, veían en mí una pequeña prueba de su infancia apenas dejada atrás y a la cual repudiaban en pos de la mieles de la adultez. Por lo tanto, fui rechazado.
Cuando amé hombres fui viga y soporte. Modelándolos como educandos tomaron de mí los elíxires. Luego, al haberse vuelto mejores, volaban lejos. Fui a buscarlos pero mi tarea había terminado. Por lo tanto, fui rechazado.
También me convertí en el amor de su vida de aquel que ya está junto al amor de su vida. Por lo tanto, aún soy rechazado.
Tarde, siempre tarde.
Si el tiempo es una medida humana yo jamás he podido encontrar el centímetro y ciegos los relojes no me increpan con su existir.
A veces callo para no herir (me) y escribo para no morir.
Usted se preguntará de dónde extraigo todo este petróleo escrito, esta voz líquida, esta maquinaria discursiva si cuando me tiene enfrente sólo nota mi piel de sol y mis ojos de mar. Si me ve temblar en sus brazos ante el primer dedo erótico, si me escucha morderlo entre risas furtivas ¿Es que quizás ve algo más? ¿Qué soy yo para usted? Dígame, por favor, algo que tenga futuro.
Ya la vida comenzó a esparcir su nieve en algunos mechones de mi pelo. Debo advocarme a lo conciso: comenzar de una vez esta carta de amor.
Pero es que estoy buscando, oliendo el aire en busca del tono correcto, encontrar el hilo de la prosa y tomarlo con mis manos, escribir como quien teje.
Usted puede llegar a pensar que estos no son más que papeles impuros de memorias salvajes. Y está en todo su derecho. Pero le pido paciencia. Las confesiones lo merecen. Ni siquiera ocurren sin ella.
Al amor no le gustan las estabilidades básicas. Su sangre revolucionaria necesita destruir toda base preexistente, todo equilibrio conseguido, toda estabilidad adquirida. Sólo desde la destrucción se pueden instaurar construcciones amatorias.
Amado, si fueramos tierra virgen quizás nada de esto sería aplicable pero ya ve, usted tiene su fortaleza que lo atrapa y yo soy incapaz de habitar ya nada ¿Recuerda lo del rechazo? Bien, como me negué a volver a cruzarme con él la mayoría del tiempo me la paso escapando. Escapando para ya no ver la mirada estupefacta de cualquiera que, en su afán de poseerme, pretenda modificarme para así, serle más comprensible.
Usted no es como ellos. Pero la vida igual nos resume, nos aprisiona, nos corta, nos delimita y, quizás, aunque ahora grite mudo, nos separe.
Entonces, mi bien todo se resume básicamente a lo mismo con usted, sin usted, en los pretéritos y en los futuros: siempre he sido rozado superficialmente y nadie aceptó sumergirse en mí. Usted tampoco.
Mi lucha no es lograr el amor sino asesinar cobardías.
Tocarme a mí es acariciar la garganta de la Tierra y sé que en algún momento de este multidimensional trayecto que protagonizamos yo a usted lo habré perdido - si es que no lo hice ya- . Me llega el perfume acre de la distancia, escucho , contundente, el sonido de los brazos bajos y el de las puertas, chillando, cerrándose.
El cadáver de mi sensibilidad testimonia. Es por eso que aquí le escribo: para dar cuenta de lo que por usted siento; para hacerme cargo del Mundo.
Si es que no se ha ido, venga. Si es que ha decidido abandonarme, por favor, regrese. He de poder salir a la vida pero sin sus labios como puerto de llegada ninguna travesía cotidiana tiene sentido.

(Continuará...)

jueves, 26 de septiembre de 2013

Día Cuatro: Mientras Dormías

"Un ajuste preciso de distancias" 
Cortázar

  Si se me desenredara la lengua me gustaría decirte alguna verdad.Tan fácil como si estuviera mintiendo,tan simple como si te estuviera mirando,tan sencillo como si estuviera respirando. 
  Si se me volaran los pensamientos hacia tu almohada me gustaría que te contara el presente.Tan complejo como la mirada febril que me consume,tan intangible como lo que en tu garganta se esconde,tan volátil como la lluvia que habla afuera,tan absoluto como la conexión que hice con el más respetuoso de los silencios.  Si se me desenredara la lengua me gustaría decirte alguna verdad.Tan fácil como si estuviera mintiendo,tan simple como si te estuviera mirando,tan sencillo como si estuviera respirando.
  Si se me volaran los pensamientos hacia tu almohada me gustaría que te contara el presente.Tan complejo como la mirada febril que me consume,tan intangible como lo que en tu garganta se esconde,tan volátil como la lluvia que habla afuera,tan absoluto como la conexión que hice con el más respetuoso de los silencios.
  Si alguien alguna vez me preguntara aquello que hoy estoy callando me gustaría esconderme un poco de toda mirada.Tan natural como siempre lo hecho,tan inocentemente que parecería un juego, tan educadamente que no te enterarías,tan responsablemente que sería mi nuevo oficio.
  Si esta noche pudiera pasarla perdido en tus pupilas no estaría escribiendo,estaría muriendo.Tan bien que dolería,tan profesionalmente que te lo creerías,tan sigilosamente que te sería imperceptible,tan contudentemente que sería destino. Moriría entonces mi individualidad superviviente y nacería la era de los suspiros.
  Si lograra dormir esta noche me gustaría llevarte conmigo.Tan cerca como si descansaras en la curva de mi cuello,tan pacífico que te sería vicio,tan ameno que se te haría costumbre,tan honesto que se te volvería necesario.
  Si esta madrugada hubiese podido ser tu lecho,te mordería la boca con realidades.Tan primitivamente como lo es cada emoción,tan apasionadamente como te estoy acostumbrando,tan poderosamente que te volverías niño,tan efusivamente que perderías tu noción del mundo tal cual lo conoces.
  Si te tuviera frente a frente,mentiría.Tan patéticamente que lo adivinarías,tan débilmente que ya lo estás intuyendo,tan descaradamente logrando que me sonrías sarcástico,tan temerosamente que te compadeces y te ríes como un bebé en sueños.
  Si en estos momentos pudiera contarlo todo,me gustaría no tener miedo.Con tanto ahínco que parecería un anhelo,con tanto fervor que sonaría a suplica,con tanta honestidad que sería curado,con tanta seguridad,que sería desterrado.
  Pero esta noche no puedo hacer más que escribir,por que no puedo tocarte.Aliviar esta urgencia infantil mientras un grano más cae en el reloj de arena.Contemplar mi piel vacía pero alimentada de recuerdos.
  Si pudiera elegir, te sentaría en mi mesa de luz.Con tanta obsesión que sería sano,con tanta necesidad que sería comprendido,con tanta tranquilidad que me serías correspondido,con tanto placer que lo sentirías fortuito,con tanta transparencia que te parecería,también, tu objetivo.
  Cuando me voy a dormir me quedo sólo con lo que es cierto,con la base de la estatua que todavía no existe,con la conversación que no ha concluido,con los silencios que no han terminado de hablarse, con el multiorgasmo que todavía se sucede.
  Me quedaría con mi autoprotección ausente por que es a vos a quién estoy protegiendo,con mi incapacidad para, por momentos, no poder hacer muchas cosas juntas.Me quedaría también con lo que tejo en mi memoria,que después termina sucediendo pero totalmente renovado.Tan hermoso,que no se me había ocurrido,con tanta frescura que parecés inhumano,con tanta simpleza como al fin de cuentas resulta ser todo lo que es verdadero.
  Me gusta excitarte el cerebro.
  Cuando vos no estás todos los objetos de mi vida gritan, el tiempo me exige juicios; el cuerpo, hechos. 
  Entonces, feroz, me lanzo a combate con el tiempo, desangro a todo lo que de mí quiere arrebatarte. Me paso la noche sudado y golpeando obstáculos. Todo, mientras vos; dormías.

Día Tres: Suspiros

  ¿Qué expresar cuando sólo hay intenciones pero no la claridad de las cosas a detallar?
Cuando se es impulso y ,quizás, en la escritura encontrar la manera de colocar lo vivido en pequeños cuencos para que se conserven.
  ¿Cómo continuar con el ejercicio cuando no alcanzas a lograr transmitir la magnitud de los temas a tratar y sentir que todo sería un esbozo?
  Si me despertara en la copia exacta de un paraíso personal, una utopía construida desde la sinceridad, el apoyo y el sentir, obraría de manera tal que podría fotografiar en mis pupilas el objeto de mi afecto para navegar durante las horas siguientes con el recuerdo de haber experimentando el estado de gracia.
  Abrazar el instante para volver lo propio nuestro.
  Cuando el tiempo ya no tenga voz ni voto, y se diluya formando un estático momento que no termina, no reprimir el deseo de que me crezcan todas las manos suficientes para no dejar de contemplar con el tacto lo que anhelo mi mirada.
  Besar tus suspiros de a poco para que en todo esto la única razón de ser  sea el sólo Ser enteramente y sin razón.

martes, 17 de septiembre de 2013

Día Dos: Confesiones mudas

" ¿Cuál es el día que pasa sin que alguien no disuelva mi última esperanza?.Siempre hay alguien dispuesto a declarar que estoy perdido.Que el rumbo de las cosas es otro y que yo me atrasé.Que la historia marcha y mira como yo todavía estoy lleno de ilusiones.Todo marcha hacia una claridad que no comprendo en absoluto." 
(Fragmentos de la novela "Bandoleros" de Joao Gilberto Noll) 


  Soy una víbora discapacitada.Dejo mi vieja piel atrás como un nylon abandonadopero soy incapaz de proveerme una nueva dermis.Por lo tanto,me arrastro en espasmos con  blancura de piel por todos los rincones.Y miro al sol con el paladar vulnerable,con mi totalidad vulnerable. 
  El frío se mete entre la realidad y yo.Y me siento tan extraño que soy un misterio,mi propio misterio; tan misterioso soy que no me comprendo. 
  Me aburre la mayoría de la gente. Así que, luego de una época  en donde fui un pésimo controlador de mis propios hilos, me dedico, ahora, a mí mismo; a podarme las neblinas, a sacudir mi sol. 
  Por eso, todavía miro con asombro cuando las pupilas se me despiertan ante un beso inesperado,que recae en un suspiro ajeno durmiendo en mi cuello y recuerdo, entonces, que una vez yo fui un ser vivo,y me vuelvo a dormir sonriendo. 
  Y sin que se dé cuenta, miro de reojo atesorando los momentos ,perteneciéndole al desconocido que no lo es tanto, de una manera que ni yo mismo puedo decir. 
  En ese momento me recuerdo que ,por más madurez que tenga en mi aliento, y todas las herramientas luchadoras que dispone mi conciencia,somos seres en vínculo; y  hay una parte de mi pequeño cuerpo que desea, con fuego, ser visitada. 
  Automáticamente me niego este momento; todo se termina con el reloj de la mañana. Y  tengo un tejido más en mi sweater diario: el de saberme poderoso y suficiente,pero incompleto. 
  Y da la casualidad que en las esporádicas y sorpresivas caricias que a veces la suerte me trae me recuerdo a mí mismo que el traje de hielo que paseo por las calles no lo es tanto.Por que ante la sorpresa de lo que no se espera,no puedo tener miedo: si me concentro en la admiración de la sorpresa no le temo al visitante; si no le temo al visitante quizás tengo yo una pequeña muestra de que la vida es para afuera y no para adentro; si no le temo a esta afirmación quizás algún día tenga quién me caliente los pies a las tres de la mañana con un cafecito con leche y unos chocolates tipo Suchard. 
  Pero no.No. 
  Todo se termina con la eyaculación de la mañana. 
  ¿Cuánto hace de esto ya? Varios meses... 
  Doble función ,casi todas las semanas,localidades agotadas para ver a una marioneta clown: Yo. 
  Me tiran los hilos y me muevo sonriente y tragicómico hacia la cuerda que me sostenga mejor. 
  Y le como el presente a cada espectador para recordarme a mi mismo que todavía soy capaz de        sentir. 
  Estoy muy bien solo hasta que esa guerra amatoria,esa risa cómplice de madrugada, esa mezcla de orgasmo salvaje con grito erótico y búsqueda de ternura en el pecho que transpira y me recibe para acurrucarme me da la pauta de que podría estar mejor. 
Y yo quiero decirle ¿Me quedo. Me quedo para demostrar.No se muy bien que todavía. Pero mi Caja de Pandora puede ser la mejor del mercado. 
  Sin embargo, tengo que ser tu momento.Tu vida tiene que llegar al punto en el que descubras tu momento en todos mis momentos mientras yo hago mutis por el foro, vistiéndome a las apuradas,borrando la irritación del roce de barbas en el rostro y las manchas resecas que delatan mis hábitos. 
  Pero ¿Cómo se le dice a alguien conocido en circunstancias excepcionales que querés que sea tu siguiente momento,y el que le sigue a ese, y el que vendría después también? ¿Cómo le explicás que no hay ataduras ni precipitaciones en ese decir sincero sólo  ganas de continuidad?¿Cómo encontrás la seguridad suficiente para que en todas las noches en las que sus lenguas no se enreden decir "Creo que algo hubo" ? Algunas veces caí en ese pozo.A veces, hoy, desde otro punto de vista, vuelvo a caer. 
  Entonces, las horas siguen por que estoy en tránsito, buscando mi nueva piel que perdí aún cuando todavía no la había encontrado. 
  Haciendo todo desde la más extrema soledad en un día donde el teléfono no ha sonado ni una vez.Y donde me demuestro a mí mismo que en mi autonomía habita la legitimada continuación de todas las cosas.
  Y espero( todos esperamos)  Pero yo ahora espero una cosa distinta,una que nunca había esperado,una cosa tan sencilla que es compleja. 
  Ahora no tengo espacio, soy etéreo y floto sin forma y sin sonido.Y me muevo hacia la etapa siguiente. 
  Pero espero,sigo esperando.Esta vez de una manera más sana con muchas otras posibilidades entre las manos que no suplantan sino que complementan. 
  Estoy esperando...
  Muevo mi cuerpo hacia el nuevo momento mejor mientras crezco y me abro al mundo desde otra energía subterránea.
  Estoy esperando la calma que me dejé en tu almohada y el salvajismo que me hizo tener una paz que viene del relajamiento de un cuerpo cansado de las imperfecciones de la maldad humana y que lo único que quiere conocer es el íntimo placer de la protección.
  Estoy mudo. 
  Cuando más me callo es cuando más estoy confesando.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Día Uno: La Espera

"¿Quieres recordar conmigo?, oh, sé que es difícil: pero vayamos hacia nosotros. En lugar de superarnos. No tengas miedo ahora, estás a salvo porque al menos ya sucedió, a menos que veas peligro en saber lo que sucedió." Clarice Lispector - La pasión según G.H [Págs 126 y 127]


 Salir de la duda metódica. Exocéntrico. La meta de cualquier construcción.
 Urbano. Miro a la gente que me rodea con ojos de cielo, expectantes.
 En los vagones del subte, sin saber muy bien porqué, me quedo parado oliendo a ignorancia, no propia sino ajena, no puedo tirarla.
 Existe un instante en toda esta cadena de momentos en el que me ofrezco, abro los brazos como dos ríos, manantial de brujos.
 Y la lengua, adentro, serpentea mas la confino.
 Vengo a mostrar mi cuerpo. La figura de una época: antes de alejarse ante mí tensó un hilo con su saliva y aquí brilla. Y yo tras su despedida me arrugué como un pergamino, este color ocre de papel mohoso, silenciado por el tiempo representa mi pobre pobreza rica en podredumbre.
 Me como a mí. Infectándome por que la sociedad no me nutre.
 En sus ojos, transeúntes, hay códigos de blancos órdenes, de corregidas maneras, de pulcro pulmón.
 Yo soy el objeto gritante ¿no me oyen vociferar? Espejo de papel, voz escrita, toma mi mensaje:
 No hay mayor amor que el de quién espera. El fuego de la pasión mutua caldea pero el de la ardiente paciencia carcome

sábado, 14 de septiembre de 2013

.::Preludio:..

 "Todo combate de lenguaje se dirige a la posesión de ese lugar [ el del soberano] ; mediante la última palabra voy a desorganizar a "liquidar" al adversario, voy a infligirle una herida (narcísica) mortal, voy a reducirlo al silencio, voy a castrarlo de toda palabra." - Fragmentos de un discurso amoroso - (Pág 129) Roland Barthes


   Dicen que no soy el mismo, que envejecí, que perdí estado físico, músculos y abdominales, que no brillo, que mi dentadura ya no es lo mejor, que el cabello no me obedece, que la piel se me hincha de nervios y que mi aliento huele a fracaso. Pero hay una conquista que sí logré y que se olvidaron de legitimarme: me volví persona.
   Un comienzo es la destrucción masiva de todos los finales.